El Niño Que Venció a la Ciencia

En aquella biblioteca se reunió, el tercer día del tercer mes, el consejo de sabios místicos. Esperaban al maestro que, tras veinte años de búsqueda, iba a revelarles el resultado de su investigación, a saber, el secreto del alma de los hombres.

La cita estaba fijada en la hora de luz vaga del atardecer. La reposada quietud de los doctos volúmenes, que se contaban por miles, y la acogedora semioscuridad del recinto invitaban a la somnolencia. Alrededor de la hemisférica mesa de la sala principal y sobre sus respectivos cuellos, cuatro cabezas, columnas de ciencia, eran presas del sueño que las hacía tambalear. Ahora uno dejaba caer la barbilla sobre el pecho, ahora el otro, recuperando enseguida la postura con presteza de resorte, al compás de un reloj secreto que medía la dilatada espera.

En un aparte, un aprendiz, un niño rubio de unos ocho años, se deleitaba en contemplar las evoluciones del polvo en la luz crepuscular que entraba por las ventanas. A la hipnótica danza de las partículas microscópicas se unió un bailarín bastante menos grácil, una mosca que con aleteos y zumbidos turbulentos enturbió el movimiento sutil, sacando al pequeño de su encantamiento. Dolido por la interrupción y con el ceño fruncido, el niño resolvió castigar con la pena capital al insecto, y lanzó rápidas las manos. Una palmada resonó en la biblioteca como una salva de cañón, rasgando el silencio y rompiendo el sopor del congreso de sabios. Esta mosca y este niño, lejos de estar fuera de lugar, tenían una misión primordial en la reunión. Eran la válvula del sueño, el regulador que impedía que las eruditas cabezas perdieran el equilibrio.

Devueltos repentinamente a la acción, los científicos se avergonzaban de haber sido sorprendidos en semejante acto de llana pereza. Intentando disimular su inoportuna siesta, la vistieron de meditación y barrunto. Uno por uno los hombres de ciencia declararon con solemnidad:

- “pensaba…”

Y expusieron a los demás el producto de su actividad cerebral. El niño, tras cumplir su pequeña venganza, escuchaba con curiosidad, desde una esquina en sombra, los discursos que se relataban cerca de él.

Se consumía la última luz de la tarde en los cristales de la biblioteca cuando las bisagras de la puerta de la sala crujieron, anunciando la llegada del sabio maestro. Un cuerpo consumido, coronado por una cabeza desmesurada, hizo su entrada por el umbral, acompañado por dos muchachos que cargaban sendas pilas de papel manuscrito. Se dejaron caer, el científico sobre un asiento y los amarillentos mamotretos sobre la mesa, calló el debate y se giraron las cabezas, dando toda su atención a aquel personaje que, escoltado por sus escritos, había prometido revelarles ese día el secreto del alma.

El maestro aguardó por un latido en silencio, para espolear la curiosidad de su auditorio tras la prolongada espera y justo antes de que la impaciencia se desbordara en los que aguardaban, comenzó su discurso:

- Desde el alba de la civilización se ha enseñado en las naciones que los seres vivos están compuestos de un cuerpo físico cuya naturaleza es corruptible y pasajera, y de un alma inmortal que participa de la infinita divinidad. Afirma el dogma que esta alma es el motor que anima la materia inerte que compone la anatomía; y que en el momento de la muerte se separan alma y cuerpo, regresando esta a Dios y fundiéndose aquel con la tierra.

Esta dualidad ha inspirado las más variopintas hipótesis y supersticiones, ha promovido guerras y ha arrastrado a millones de personas a un búsqueda vana de respuestas que expliquen su funcionamiento. Yo soy uno de esos aventureros que han requerido al universo una respuesta, pero en lugar de recorrer los caminos de la filosofía, he ceñido mi espalda con la erudición y he armado mis brazos con el escudo del rigor y la espada del método científico. Y hoy, desde la cima de mi obra, puedo afirmar que ¡el alma no existe!

Ante la rotundidad de esta afirmación, los sabios, que escuchaban con un sapiente dedo bajo el mentón, se agitaron en sus poltronas. El pequeño, que había seguido la disertación del maestro sin perder una palabra, osó salir de su oscuro escondite y acercarse a la mesa del congreso.

- Si el alma existiera – prosiguió el sabio maestro – y su papel fuera tan importante para la vida, habría de reflejarse su presencia en algún hecho tangible y mensurable de la fisiología de los seres. Yo he conducido el estudio de anatomía más ambicioso de la historia, he buscado la evidencia de la existencia del alma en los cuerpos de más de un millón de especimenes, a lo largo de cuatro lustros ¡he escrutado con mi bisturí hasta la más insignificante de las fibras! ha sido en mis manos un rayo de sol que violaba el secreto de sus sombras.

Y el fruto de mis trabajos es el catálogo que hoy presento ante ustedes. El alma es la vida del cuerpo, y la vida del cuerpo es el producto de los alimentos que ingerimos. No he hallado en veinte años un solo órgano, glándula o vaso en el organismo que no tenga una misión fisiológica claramente definida y que pueda ser el recipiente de una energía mística, a pesar de haber desmenuzado millares de cadáveres de toda condición, desde la forma fetal hasta la adulta. Tal como la predican las religiones humanas, el alma es una burda mentira que no tiene cabida en un selecto concurso como el que formo con mis honorables colegas…

Así se felicitaba el maestro con los reunidos cuando el niño aprendiz, incapaz de contenerse ni un solo instante más, le interrumpió con una pregunta

- Maestro – preguntó el pequeño - ¿no acabáis de afirmar que el alma es la vida y que se separa del cuerpo al morir?

- Eh, si… – contestó confundido el sabio a la brusca interrogación – eso es lo que enseñan los bárbaros.

- Entonces ¿cómo habéis querido encontrar el alma, que es la vida, buscando en los cuerpos de los muertos?

Capitulo 5.2: La Paz y el Altiplano

(continúa)

Al día siguiente de la visita a Tiwanaco fuimos a ver la otra gran atracción turística del altiplano: el lago Titikaka

El lago es una depresión enorme que se fue llenando del agua de los rios de alrededor, decir que es enorme es poco. Es (creo) el tercer lago más grande del mundo después del lago Victoria y el Mar Muerto y es el más alto (está a casi 4000m sobre el nivel del mar).

Para llegar al lago tomamos otro de esos infames minibuses, pero esta vez me aseguré de que nos subiéramos en el correcto. El camino es bastante tranquilo y el lago empieza a verse desde bastante lejos, lo cual da una idea de lo INMENSO que es. El estrecho más angosto está en la localidad de Tiquina, donde nos paramos a almorzar y donde tuvimos nuestro primer contacto con el Titikaka. Comimos truchas del lago con arroz.

Después de comer seguimos rumbo a otra ciudad costera del lago llamada Copacabana, tuvimos que bajarnos del autobús para que lo cruzaran a la otra horilla en un pontón. Nosotros cruzamos en una barquita fueraborda. El camino a Copacabana tiene un paisaje espectacular y la carretera era inesperadamente buena (en Bolivia le llaman carretera a cualquier senda de mala muerte que no esté devorada por la vegetación, pero esta tenía asfalto y hasta rayas).

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Una vez en el pueblo, y antes de acercarnos al lago fuimos al santuario de la Virgen de Copacabana. Mi familia boliviana es bastante devota, aunque cada cual de lo suyo. Cumplidos con la virgencita, fuimos a la orilla.

Copacabana es una población que vive del turismo, así que hay turistas por todos lados, había muy buen ambiete y muchos restaurantes, hoteles y tiendas de artesanía. Echamos un rato bueno hasta que llegamos al agua. Hacía mucho pero que mucho frio y la vista es abrumadoramente hermosa.

Dimos un paseito por la orilla y un señor nos ofreción dar una vuelta por el agua a un precio bastante razonable así que subimos al bote que nos señaló. Era una embarcación cerrada pero tenía una barandilla en el techo así que mi hermana y yo nos subimos arriba a sacar fotos. El patrón nos contó algunas curiosidades del lago, como la Piedra del Sapo (dicen que esa piedra es mágica y la gente le tira botellas para tener buena suerte), la leyenda de que en el fondo del lago habita una especie de ranas gigantes, o la de un templo Inca sumergido (una especie de Atlantida andina). Estuvimos casi 45 minutos dando vueltas, fue muy entretenido.

Después de eso empezó a hacerse de noche y decidimos regresar. En el pueblo tomamos otro minibus de vuelta a La Paz. El viaje de vuelta fue otra aventura porque saliendo de Tiquina nos pilló tormenta, primero con aparato electrico (la vista era una pasada, pero ninguna foto salió bien) y luego con lluvia torrencial. Con la lluvia nos dimos cuenta de que el minibus no llevaba limpiaparabrisas, pero al chofer le daba igual, corría que se las pelaba y hacía caso omiso a los gritos del pasaje pidiendole que se parara o que fuera más despacio. Varios vehículos pasaron por nuestro lado sonando el claxon, ibamos con el corazón en un puño. Me juré a mi mismo que si no nos matabamos por el camino, al llegar a La Paz mataría yo a ese irresponsable. Llegamos sanos y salvos a la ciudad, pero el chofer consiguió huir.

Teníamos pensado irnos al día siguiente de ir al lago, pero estabamos cansados de tanto viaje para meternos de nuevo en un autobús, así que decidimos quedarnos un día más y visitar la ciudad.

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La Paz es curiosa porque no hay una sola calle que no esté en pendiente. Ni una. Además la ciudad entera parece un mercado, hay vendedores ambulantes en casi todas partes y se puede conseguir casi cualquier cosa. Donde menos te lo esperas hay carros con ropa, sacos de especias, carne o articulos para santería y sahumerios (muchos vendían fetos de llama momificados [foto ADVERTENCIA es un poco desagradable] le pregunté a mi madre y me contó que la gente se los lleva a los santeros como pago de un servicio, no quise saber lo que hacen los santeros con ellos).

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Una consecuencia de que la ciudad esté en un valle volcánico es que desde el centro se ve la ciudad elevandose todo alrededor, y de noche, con las luces encendidas hacen un efecto muy bonito. Tengo entendido además, que la vida nocturna de La Paz es una de las más variadas e interesantes de Bolivia, pero eso como que me da igual.

Además, la Paz es la única ciudad de Bolivia donde se juega a Magic (ADVERTENCIA si no conoces o no te interesa el juego, puedes saltarte todo el parrafo). Por la página de Wizards sabía del nombre de un club de Magic de La Paz llamado Oz, y resultó estar muy cerca de la casa de mi tía (era el destino) y me acerqué por allí a ver que tal. El club estaba muy bien, tenían tablones con novedades de wizards, con las clasificación de la DCI local y esas cosas. En las mesas de juego había tapetes tipo Pro Tour y la gente con la que hablé era muy maja. Me enamoré de la chica que me atendió, que era el colmo de la amabilidad. Me compré dos sobres, como no había de ninguna expansión de Ravnica, compré uno de Traidores y otro de Quinto Amanecer. No me salió nada especialemente bueno, la rara de Traidores era Invertir la Lealtad y la de 5ºAmanecer Cambio Espectral.

Al día siguiente, como despedida, los amigos de mi primo Mario nos hicieron un agasajo a mí y a mi hermana. Prepararon una parrillada espectacular. Por desgracia la batería de mi camara se murió en Oz, así que no tengo fotos de los 9 kilos de carne argentina, chorizos criollos y menudos, aderezados con un cubo de chimichurri y un barreño de ensalada, que nos metimos entre pecho y espalda. La traca final fueron tres cestillos (24 botellas) de cerveza huari (una variedad boliviana especialmente alcohólica), pero ahí ya no participé.

Después de dormir la parrillada, hicimos las maletas, nos despedimos de la familia y volvimos a Sta Cruz. 18 horas más de viaje, pero contentos de volver al oriente.

Espero que no se os haya echo muy largo, regreso a España pronto y aún queda bastante que contar. Escribiré lo que pueda. Un saludo y hasta la próxima.

Capitulo 5.1: La Paz y el altiplano andino

Tres días después de llegar de Concepción ya nos estabamos yendo a La Paz ¡qué mes!

Este viaje estaba planteado desde 2004. En La Paz vive mi tia Simona, hermana de mi madre; hace como 10 años que no se ven y mi madre estaba deseando ir a visitarla. La acompañamos mi hermana Roxana y yo.

La Paz es la capital oficiosa de Bolivia (la capital oficial es Sucre) y la segunda ciudad más grande del pais. Se encuentra en un valle volcánico de la cordillera andina, a más de 3800m de altitud, y cerca de la frontera con Perú. Para llegar hasta allí afrontamos un viaje de más de 15 horas por tierra (en avión se tarda media hora, pero no nos llegaba el presupuesto).

1ª Parte: atravesando el pais

La manera más comoda de hacer un viaje tan largo por carretera es un bus cama. La gente que no tiene mucho dinero se va en autobuses normales o incluso en camiones cerrados, sentados en el suelo (que valor). El nuestro salía de noche, de manera que pasamos la mayor parte del trayecto durmiendo. Lo primero que hacen todos los pasajeros cuando suben a la flota es quitarse los zapatos: tantas horas sentado hacen que la circulación de las piernas se resienta y los pies se te hinchan dolorosamente. El asistente de viaje decidió contribuir a nuestro dolor con una pelicula espantosamente mala.

Despertamos a las 6 de la mañana y ya habíamos llegado a la región altiplánica. Paramos para desayunar en una población llamada Caracollo. El choque cultural empezó allí, porque la gente del altiplano no desayuna café, té, bollería ni nada parecido, toman una comida completa. Así que desayunamos lo único que encontramos en el pueblo: un plato de sopa de carne de cerdo con maiz y perejil, picante y muy buena pero que nos sentó como una patada en el higado.

Antes de continuar me parece oportuno explicar un poco la situación sociológica boliviana: en Bolivia la población se divide en dos grupos étnicos muy diferentes, los cambas (habitantes del valle oriental, descendientes del mestizaje criollo con los colonizadores españoles. Mi madre es camba) y los collas (que viven en el altiplano andino y son indigenas casi puros). Las dos razas mantienen una rivalidad muy dura que proviene de la época de la colonia. Durante el último siglo, las dificiles condiciones de vida de Los Andes han provocado que una gran parte del campesinado colla haya migrado a los valles en busca de una mejor vida. Lo que podría haber generado una diaspora interesantisima y un acercamiento de las dos etnias casi deriva en guerra civil porque los grupos campesinos collas ocuparon terrenos orientales por la fuerza, expulsando a los habitantes e incendiando reservas forestales y parques naturales. Durante los años 80 y 90 la situación se calmó pero los conflictos han vuelto a empeorar con la subida a la presidencia en 2006 de Evo Morales, sindicalista indigena.

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Basta de politica y a lo nuestro. Desde Caracollo a La Paz estuvimos "solo" cuatro horas más en la carretera. El paisaje del altiplano hace honor a su nombre: llano y muy frio. Las pocas poblaciones que atravesamos parecían medio desiertas y la pobreza era patente. En la ciudad de El Alto, en las inmediaciones de La Paz pude tomar esta imagen tan sui generis de dos indigenas andinos. Entrando a La Paz desde El Alto el valle volcánico se ve perfectamente y la perspectiva es espectacular.

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En la terminal de autobuses nos recogió mi primo Mario acompañado de mi tia Simona. Yo pensaba que su reencuentro con mi madre sería muy emotivo pero estaban muy tranquilas las dos.

2ª Parte: malentendidos y monolitos de piedra

Al dia siguiente de llegar a La Paz empezamos las visitas turísticas obligatorias: la primera parada serían las ruinas incas de Tiwanaco.

Ya que son un reclamo turístico importante, el acceso a las ruinas es muy sencillo. Del centro de La Paz salen minibuses cada hora, todas las mañanas, que te llevan hasta Tiwanaco. A las 9 de la mañana tomamos el que creíamos que era uno de esos minibuses rumbo a Tiwanaco. Digo "creiamos" porque me equivoqué al comprar los billetes y en realidad subimos a uno que iba a la población de Desaguadero, en la frontera con Perú. Nos dimos cuenta una hora y media más tarde cuando, al acercarnos al cartel que indicaba la entrada al complejo de las ruinas, el minibus pasó de largo en lugar de entrar. Mi madre y mi tia iban durmiendo, pero mi hermana y yo empezamos a gritarle al chofer, quien, tambien gritando, nos explicó el malentendido. Entonces comprendimos porqué eramos los únicos pasajeros de la flota con pinta de turistas.

Con una amabilidad inexplicable después de todos los improperios que le gritamos, el chofer habló por radio y nos resolvió el regreso hasta Tiwanaco con un colega, gratuitamente. Llegamos al sitio solo una hora más tarde de lo previsto.

La visita completa a Tiwanaco cuesta la módica cantidad de 10 Bs para los ciudadanos bolivianos y 10$ para los extranjeros (casi 8 veces más). Me hice el loco descaradamente para no enseñar mi DNI y poder pagar la tarifa nacional. Antes de ver las ruinas visitamos los museos del complejo. Fue adecuado, porque los guías te explicaban toda la simbología inca y te introducían en el modo de vida de los habitantes de Tiwanaco. Al más puro estilo europeo, estaba terminantemente prohibido sacar fotos en los museos.

De ahí fuimos a comer y por la tarde visitamos las ruinas. Las grandes atracciones son el templo de Kalasasaya y sobre todo la Inti Punku (Puerta del sol). La puerta está orientada de tal forma que en el solsticio de verano (24 de junio) el sol del ocaso pasa justo por el centro del pórtico. Por lo visto es bastante impresionante y mucha gente va a verlo. Yo personalmente esperaba que la puerta fuera más grande. Aún así me gustó mucho la visita.






Como veo que me estoy estirando mucho, voy a partir el articulo por la mitad. En la tercera y cuarta parte os contaré el viaje al Lago Titikaka y alguna cosilla más de la ciudad de La Paz. Hasta pronto!

Capitulo 4: Concepción y la Chiquitanía

Mi viaje a La Paz ha tenido que posponerse unos cuantos días, así que para matar el gusanillo viajero este fin de semana me he ido a visitar el pueblo de Concepción, la capital oficosa de la región boliviana llamada Chiquitos.


Concepción es un asentamiento jesuita de la época de la colonia. Tiene una iglesia barroca de un estilo muy particular y es un destino de vacaciones muy habitual para los cruceños. Está a unos 350km de Santa Cruz y la única manera de llegar es por carretera.

Nosotros decidimos irnos en autobús. En Bolivia, a los autobuses de ruta les llaman "flotas". Nuestra flota salía del mercado de Los Pozos. Son vehiculos muy antiguos y tienen que llevar el equipaje atado en el techo. Abordamos una flota repleta de gente y bartulos a las cinco de la tarde del sábado.

El estado de las carreteras es muy malo así que el viaje se hace bastante largo: unas seis horas para recorrer 350km. Por suerte es bastante entretenido, hay que cruzar varias postas (barreras de peaje) y alrededor de las mismas se han formado pequeños pueblitos que viven del comercio con los vehiculos de paso. Cuando el autobús se detiene, un ejercito de vendedores se acerca a las ventanas para vender cosas a los viajeros. Se puede comprar practicamente cualquier cosa: refrescos, horneados, galletas, fruta y toda clase de cosas para comer; tarjetas de telefono, ropa... En la posta de Puerto Pailas nosotros compramos cuñapes y café.

Lo malo es que en la posta tuvimos que hacer una cola espantosa y se nos hizo de noche. Inmediatamente después de Puerto Pailas hay que pasar por un puente para cruzar el rio Pailon. El puente tiene el suelo de tablas y pasar a oscuras oyendo el crujido de los tablones es bastante siniestro. En las fotos que saqué cruzando el puente salieron fantasmas.

El resto del camino lo hicimos de noche. Había media luna pero el cielo estaba tan limpio que clareaba bastante, pero no lo suficiente como para poder sacar fotos. En ruta hicimos varias paradas para dejar pasajeros. Como las carreteras no tienen iluminación ni señalización, me daba la impresión de que los dejabamos en medio de la nada.

A las once de la noche llegamos por fín a Concepción. Ninguno de los que ibamos conocíamos el pueblo así que encontrar alojamiento fue dificil. Todos los hostales que encontramos estaban completos, por suerte llevabamos tiendas de campaña y el amable propietario de un hostal nos dejó acampar en su jardín. Para celebrar la llegada, fuimos a buscar algo de cenar. Como era muy tarde ya no había nada abierto, pero encontramos una señora que vendía anticuchos en la plaza del pueblo. Yo me comí 6.

De regreso al campamento, uno de los chicos que venía con nosotros sacó una botella inmensa de ron y tomamos unos tragos. Aquí se desgració el fin de semana.

Yo no bebo mucho, así que después de un vaso de cortesía me retiré discretamente. Ellos siguieron bebiendo hasta que quedaron estúpidamente borrachos. Obviamente a la mañana siguiente eran unos cuerpos inanimados e inutiles, llevarlos de vuelta a las tiendas de campaña fue una odisea. Con ellos en ese estado no podíamos ir a ningún sitio y nos perdimos muchas de las visitas interesantes de Concepción. No se me pasó el cabreo hasta que volvimos a Santa Cruz. Os contaré lo que si vimos.

Iglesia

La iglesia! Mi hermana Aixa me contó que es muy bonita y lo es, es muy diferente a los templos europeos y está completamente restaurada. Toda la fachada exterior está cubierta de frescos dorados y tiene un patio de columnas en el interior precioso. Cuando fuimos por la mañana estaban en misa porque era domingo, pero volvimos por la noche y le saqué fotos al retablo chiquitano del altar mayor. El retablo actual es una reproducción, el original fue expoliado a principios del siglo XX.

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En la cruz del patio central había un pajaro hornero okupa.

En esta iglesia hacen conciertos de música barroca con instrumentos de época pero no había nada programado para la fecha en la que estuvimos, mala suerte.

Concepción tiene una plaza central con arboles y en algunos de ellos viven perezosos. Volviendo de la iglesia vimos un grupo de niños jugando con uno de los animalitos. Se lo quitamos indignados y lo devolvimos a su arbol. Estoy seguro de que si el pobre bicho hubiera podido hablar nos habría dado las gracias.

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Por la tarde, cuando logramos que los muchachos recuperaran un poco de motricidad y después de comer fuimos a la represa del Rio Chankas, que es la razón principal por la que los cruceños vienen a Concepción a pasar las vacaciones. Puedes llevar tu coche a la represa y armar tu parrilla para echar el día. Y lo mejor, puedes bañarte en el agua. El paisaje es espectacular y el agua fría le quitó la resaca a nuestros borrachines. Había gente con motos de agua, con música... y en una de las parrillas había un pobre tatú (saben a pollo seco).

El viaje de vuelta al pueblo lo hicimos en un mototaxi, que no es otra cosa que un compadrito en moto que te lleva de paquete donde le pidas. No hay fotos de esto porque corren que se las pelan y era imposible sacar la camara.

Por la noche dimos una vuelta, comimos unos helados y nos fuimos directamente a dormir
porque nuestra flota salía a las 7 de la mañana.

El regreso lo hicimos en una flota bastante mejor que la de partida (al menos no parecía salida de una pelicula de Alfredo Landa). Como hicimos el viaje de día, pudimos ver todo el paisaje que nos perdimos a la ida. Me sorprendió ver que una buena parte de la provincia de Chiquitos son campos de girasoles hasta donde se pierde la vista (perdón por la foto borrosa pero es que el autobús temblaba mucho). Cruzamos rios preciosos.

En el cruce del rio Pailón saqué mejores fotos del puente y del rio. Había una tormenta de arena y el paisaje parecía sacado de otro mundo, no se veía el horizonte. Durante todo el cruce no pude evitar acordarme de todo lo que me enseñaron en clase de Diseño de Estructuras.

El señor chofer "amenizó" la última parte del viaje con una pelicula de Jackie Chan francamente horripilante llamada "Twin Dragons".

Llegamos a la terminal bimodal de Santa Cruz en el tiempo record de cinco horas y casi cuarenta y cinco minutos. Una vez en casa mi sobrina Marcela y mi hermana Roxana me echaron una bronca (u_u!) por todo lo que nos perdimos de Concepción. Espero que mi proxima visita sea mejor, pienso boicotear las reservas de alcohol de mis compañeros de viaje.

El jueves (pasado mañana) me voy una semana a conocer La Paz y Sucre. Más crónicas de viajes a la vuelta. Un saludo a todos!!

Capitulo 3: El dia de la Amistad

En Bolivia el 23 de Julio es festivo, se celebra el Dia de la Amistad (sé que suena como el Día del Amor de Los Simpson, pero es una fiesta verídica)

Es una costumbre que los escolares intercambien tarjetas de felicitación con sus compañeros y sus vecinos (el tamaño de la tarjeta suele ser un indicador de la cantidad de amistad entre los intercambiadores, aunque independientemente del tamaño todas son espectacularmente cursis). Los adolescentes y los adultos suelen quedar para hacer un junte, con los planes más diversos.

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El último año que estuve en Santa Cruz fuimos a bailar a casa de una amiga. Como la edad ya pesa, este año nos hemos juntado en mi casa para hacer una choriceada y ver la final de Miss Universo (los concursos de belleza son un deporte nacional en Bolivia, y teníamos una candidata entre las diez finalistas). Fue tranquilo y entretenido.

La próxima semana quizá nos vayamos de viaje a La Paz para hacer un poco de turismo y visitar a una tía que vive allí. Si se realiza, habrá muchas historias y muchas fotos nuevas. Hasta otra!