Capitulo 1: El viaje
Published by Ghaneroth on domingo, julio 16, 2006 en 4:18 p. m.En mi caso, el viaje no empieza con el avión en Madrid sino mucho antes, en Jaén. Mi padre se ofreció a llevarme a Madrid al aeropuerto pero le dije que prefería irme yo solo en tren. Feliz idea.
1ª Parte: Jaén - Madrid
Con el equipaje terminado, la mochila lista y la batería del portatil cargada partimos raudos a la estación de tren. El viaje fue muy agradable, aunque mi vagón se balanceaba mucho. Estuve durmiendo hasta Linares, donde se subieron dos chicas brasileñas, madre e hija que iban a Madrid a operar a la niña en la nariz (?). Venían con un bebé que nos hizo muy ameno el viaje, aunque no paró de dar la lata era muy simpático.
Mi maleta estuvo basculando peligrosamente sobre sus cabezas todo el trayecto. No me atreví a decirles nada.
Salí a las 15:40 de Jaén. Cuatro horas más tarde llegué a la estación de Atocha, Madrid.
2ª Parte: Llegar al aeropuerto
Normalmente, llegar desde Atocha hasta Barajas es muy fácil en Metro: coges la circular hasta Nuevos Ministerios y desde ahí, línea 8 al aeropuerto. Simple y sencillo.
Pero este año, el señor Gallardón se ha propuesto putear a todo Dios con obras en media red de Metro. Os voy a ahorrar los detalles de los cambios de linea y estación, pero puedo asegurar que fue un INFIERNO llegar al aeropuerto. Las estaciones estaban abarrotadas (por no hablar de los vagones) y en muchas no funcionaban las escaleras mecánicas así que tuve que mover la maleta a pulso. Mi espalda era una piscina olímpica al final de la tarde.
El único detalle memorable del viaje en Metro fue que tuve que coger la linea 4 y pude escuchar el famoso "próxima estación: Esperanza" en directo. Esperanza precisamente era lo que me hacía falta en ese momento.
Llegué a Madrid a las 19:30, más o menos. Tardé nada más y nada menos que 1 hora y media en llegar a la estación de metro del aeropuerto. Mi vuelo embarcaba a las 22:25, así q tenia el tiempo bastante justo para facturar y buscar la puerta de embarque.
Me dio por mirar el billete. Mierda, no sabía en qué terminal tenía que facturar.
3ª Parte: Aviones, soldat y jugadores de lacrosse
El intercambiador de terminales del aeropuerto de Barajas es como una especie de laberinto de pasillos con cintas móviles que llevan de unas teminales a otras. En los cruces de pasillos hay unos mostradores donde te informan de la terminal exacta de donde salen los vuelos, porque es verdaderamente fácil liarse.
Mi objetivo era uno de esos mostradores. Un kilometro de cintas móviles más tarde logré localizar uno. Me llevó por lo menos otro kilometro de cintas móviles llegar a la terminal.
Para mi suerte no tuve que hacer cola en el mostrador de facturación y me atendieron enseguida. Mi maleta pesó exactamente 19.5 kg en la bascula. Pesaba, literalmente, como un niño muerto.
Libre de mi cadaver me fui a la zona de embarque, que es donde están todas las tiendas libres de impuestos. En el arco de detección de metales marqué un nuevo record, solo pitaron la hebilla de mi cinturon y los dilatadores de las orejas. Eran las 22:00
El rato hasta embarcar lo pasé leyendo en la cola. Una vez en el avión le eché un ojo a las azafatas, las de Aerolineas Argentinas son bastante bonitas, aunque ninguna me dejó sacarle una foto (la anterior la saqué de estrangis). Me tocó un asiento que no me gusta nada, el central de la fila de tres. A un lado tenía a una chica rubísima. El ocupante del otro lado jamás se presentó, por suerte.
Salimos con una hora de retraso porque tuvimos que esperar a los jugadores de la selección inglesa de lacrosse que tenían que jugar el mundial, que se está celebrando en Argentina en este instante. En el avión hacía mucho calor y cuando llegaron les miramos mal.
La rubia resultó ser paraguaya y auditora fiscal, nunca me dejó que le sacara una foto. Pegamos la hebra en la cena y nos tiramos el resto del vuelo hablando de comida. En cuanto apagaron las luces, ella se durmió y yo planté el portatil y me eché un Soldat. Jugar a 10000m de altura es una sensación espectacular. No tengo fotos porque tenía las dos manos ocupadas intentando que Boogie Man no me matara. Después del Soldat, me pasé el resto del viaje durmiendo.
Aterrizamos en Buenos Aires y tenía por delante 3 horas antes de que saliera el enlace a Sta Cruz. Probé a conectarme al wifi del aeropuerto pero me saltaba una ventana con las tarifas y no me apetecía pagar. Me tomé un capuchino y un alfajor en la cafeteria del aeropuerto por los que me clavaron casi 8€ y con el cambio llamé a Bolivia para avisar del retraso.
Descubrí que los asientos del aeropuerto de Buenos Aires son trampas para niños.
El vuelo a Sta Cruz duró tres horas y fue bastante tranquilo. Nos sirvieron un bocadillo de bondiola con queso realmente bueno y me dio tiempo a terminar el libro. Me encantó el nombre del piloto: comandante Colombo, y me rayé con la tripulante que daba los anuncios por altavoz porque cuando hablaba en español tenía acento argentino y cuando hablaba en inglés tenía acento francés.
Epilogo
No han perdido mi maleta esta vez, y "solo" tardé una hora en pasar por inmigración. Estaba demasiado emocionado como para sacar fotos cuando mi hermano recogió la maleta del carro y nos fuimos para casa.
Espero que no se os haya hecho muy largo, dentro de un par de días os cuento más cosas. Chao!
Muchos besicos cachorro mio!!! Cuidate, come, y "haz el amor con toda la gente que puedas" (te suena?? jsjsjsjs)
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